El agua es vida El agua también lubrica nuestras articulaciones y contribuye de forma decisiva a dar estructura y forma al cuerpo mediante la rigidez que proporciona a los tejidos. Además, una correcta hidratación ayuda a mantener la piel tersa y joven. Un adulto, en un ambiente sin exceso de calor y humedad, requiere dos litros y medio de agua al día, que puede obtener de tres fuentes: del líquido que ingiere, de los alimentos que consume y del que produce dentro del organismo como consecuencia del metabolismo. Las frutas y vegetales son los alimentos que más agua contienen. El agua del cuerpo se pierde a través de la orina, la piel, la respiración y la defecación. Cuando hace calor tendemos a sudar más y, consecuentemente, la pérdida de líquidos se incrementa. Si a esto se le añade que cuanto más liquido se pierde, más disminuye la capacidad del organismo para regular la temperatura, se entiende la importancia de reponer esa agua. Es cierto que las personas no deben esperar a sentir sed para tomar agua: la boca seca ya es síntoma de deshidratación. Una pérdida del 2% del agua corporal supone la pérdida del 20% de la energía física, el agotamiento se acelera con la pérdida de líquido y cuando se pierde el 20% del agua del organismo se eleva el riesgo de sufrir complicaciones graves. Consejos para incrementar el consumo de agua
Además de la deshidratación, una persona que no toma agua puede presentar algunas enfermedades crónicas como cálculos, arritmias o cáncer de colon o vejiga. También se debe considerar que el bajo consumo de agua afecta a todos los tejidos del organismo, por lo que una óptima hidratación desde la infancia ayuda a mantener una piel joven, entre otros beneficios. |
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